jueves, 5 de junio de 2008

Preludio

Ahora con eso de que termino la carrera, he llegado a uno de esos puntos críticos de la vida donde uno no sabe hacia donde correr.

Es bien sabido que no es tan difícil recorrer una vereda, lo difícil es elegirla. Una de las preguntas más difíciles que he tenido que responder este mes es la de "¿Y ahora que sigue?".

La primera cuestión que me planteé después de finalmente saber que había aprobado Trabajo Terminal II, fue la de mis logros. ¿Qué he logrado? Es triste pensar que después de pasar 16 años de escuela (con todo lo que ello implica), termines con un título que la gente concibe de valor semejante al de "técnico en reparación de computadoras". Más triste aún, que el mercado laboral esté orientado a contratar ingenieros en sistemas para realizar tareas monótonas y repetitivas donde no se requiere pensar (aún no se por que no le dejan ese trabajo a las computadoras).

"Entonces...¿soy esto?". Me he repetido a mi mismo esa frase los últimos treinta días. A pesar del orgullo inicial (alimentado por la lucha constante a lo largo de todos estos años) por conseguir ese reconocimiento, no puedo evitar sentir que realmente no significa nada al mirar perspectivas tan lúgubres.

Recuerdo en la preparatoria un caso muy particular. Una compañera temía acabar de "taxista" (un miedo que metía el estúpido comercial de Arturo Montiel: "yo soy doctor pero, como no hay trabajo, ando de taxista"). Y no era el miedo a ganar poco, ni a los asaltos, ni a los taxímetros (los que tienen miedo de todo eso son los que se suben), sino mas bien el miedo de terminar haciendo el resto de tu vida algo distinto a lo que eliges. Me es familiar el asunto porque yo me sentía igual (pero con la idea de ser profesor).

En mi caso, recuerdo que no estudié literatura, filosofía o historia simplemente porque iba a terminar de profesor. Yo decía, "Si voy a estudiar historia, es porque quiero ser historiador; si voy a estudiar filosofía, es porque quiero ser filósofo. Si quisiera ser profesor tomaría cursos de pedagogía o algo...". Esa era mi idea y por eso elegí como carrera la ingeniería en sistemas. Nuevamente, en mi cabeza llena de contradicciones yo tenía una visión muy diferente de lo que eso conllevaba. Yo pensaba, "se pueden desarrollar sistemas para auxiliar en todas las áreas del conocimiento, siempre voy a tener nuevas cosas que hacer y nunca voy a aburrirme de aprender". Hoy me pregunto, ¿cómo pude ser tan ingenuo? Al parecer, creo que yo quería jugar de por vida.

Si hubiera sabido lo que me esperaba, no hubiera rechazado tan tajantemente la idea de ser profesor. Hoy veo que es mil veces mejor perder la vida hablando de lo que más te gusta hablar frente a un grupo de ingratos que no tienen nada mejor que hacer que escucharte mientras intentas contagiarles tu pasión (nada sexual), a vender tu cuerpo y alma a una corporación gigantesca que lo único que pretende es usarte hasta que te seques para sustituirte por alguien cada vez menos capacitado y pagado que tú (repito, nada sexual).

¿Es válido vivir para jugar? Siempre en la escuela te hablan de que "sigas tu vocación", que "trabajes en lo que te gusta para que nunca te arrepientas de tu vida"...pero, ¿qué pasa cuando tu vocación no corresponde a los intereses del mercado laboral? Fácil, te jodes.

Anterior a la ESCOM, mi objetivo primordial era que mi nombre quedara inscrito en la Historia. Llegué a decir (en uno de mis tantos arranques de modestia) cosas como: "si Vicente Fox, que es un pendejo sin criterio propio, será recordado, ¿por qué yo no?". Claro, hoy me doy cuenta que la frase se responde a si misma. Después de recibir un par de latigazos de advertencia, deseché ese objetivo y me puse uno nuevo. Ese es más pequeño pero no por ello menos difícil de cumplir: no quiero darme cuenta en mi lecho de muerte de que desperdicié mi vida y me arrepiento de ella. Para cubrir todos los imprevistos (accidente o muerte que no incluya un lecho como tal), lo resumo como "tendré exito si al momento de morir no me arrepiento de nada".

Hubo un tiempo durante mi estancia en la ESCOM en el que me sentía sumamente decepcionado y eso no me gustaba. Es solo que no podía entrar en mi cabeza que mis compañeros fueran tan cuadrados (no todos, pero si muchos). Yo no veía en ellos esa necesidad innata en mí de saber más, de preguntarse que puede haber mas allá, de creer en poder trepar nubes (¡como Gokú!) y alcanzar estrellas más que en prepararse para pisar día a día el duro fondo de roca. ¿Cómo elegí darle mi vida a algo tan muerto, tan insensible, como una computadora? ¿Cómo puedes sentir pasión por algo así? ¿Pretendo cumplir mi más preciado proyecto siendo una suerte de obrero del siglo XXI?

A medida que he venido despertando para darme cuenta que en realidad vivo en un mundo de fantasías que yo mismo fabrico, me he preguntado: ¿qué caso tiene estar vivo para ser solo una unidad de producción? Ninguno. Yo no puedo vivir así. Reitero, entonces, la pregunta, ¿es válido vivir para jugar? No se si sea válido, pero el hecho es que ese es el único camino que me queda si de verdad no quiero arrepentirme de nada. A pesar de todas las veces que me he golpeado por creer en ideales y fantasías, creo que prefiero seguir creyendo en una realidad algo ingenua y descubrir que existe siempre un camino más interesante que el solo dedicarme a juntar dinero como si fueran nueces para el invierno (una de las tantas formas de vivir como "ardilla").

Termino este post pensando que lo que más se acerca a lo que quiero es el posgrado. La ingeniería, no es que sea un error, solo no me gustó el enfoque. Tal vez en una maestría pueda encontrar el espíritu que busco, esa necesidad incesante de pensar en posibilidades y de concebir el mundo perfecto como aquel plagado de cosas que pueden mejorarse solo para dar paso a nuevas formas. Espero no equivocarme...y ojalá no acabe de taxista. No es tanto que no sea interesante ser taxista, pero conociéndome me mataría intentando conducir hasta la luna.

Nota final: este post está programado para publicarse el 5/06/08 a la hora en que empieza el examen de admisión a la Maestria en Ciencia de la Computación en el IIMAS (donde espero quedar). Espero no estarla regando (-_-)' .

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